Rosaura se enteró sobre los servicios del supuesto mentalista, el día que cruzaba una avenida en Santiago de Cali y alguien le extendió una tarjetita. Igual hacía con todos los transeúntes. "Es el mejor de todos los que ejercen el oficio", le aseguró.
Y ella sintió curiosidad. Tenía problemas en casa. Sus padres le hacían la vida insoportable. Además, reñía constantemente con su novio. Sospechaba que él tenía a otra chica. Y de las finanzas, ni hablar. Cualquier peso que entraba en su bolsillo, se iba como agua.
Llamó al agorero un día cualquiera. "Lo hice por curiosidad", diría al ser cuestionada por una tía suya.
El adivino oficiaba en una lóbrega habitación que hacía las veces de oficina y en donde, además de velas, estaban representados todos los santos habidos y por haber.
El hombre le leyó supuestamente las líneas de la mano y, para quedar más seguro, le echó las cartas del Tarot. A cambio de darle el diagnóstico le pidió una gruesa suma de dinero. "Despreocúpese que su economía mejorará de la tierra al cielo", le dijo.
La autosugestión llevó a que Rosaura pensara que la situación estaba mejorando. Fruto de ese convencimiento, empeñó una buena cantidad de los electrodomésticos para pagar las deudas que le estaba generando el mentalista.
Tres meses después descubrió que no servía de nada, y por el contrario, estaba inmersa en mayor número de deudas. Además la racha de dificultades iba en aumento...
El ocultismo desata maldición
Resulta sorprendente que cada día sea mayor el número de personas invierta tiempo y dinero para tener a mano el horóscopo, el biorritmo, la lectura de las cartas y el análisis de la supuesta "aura", con el propósito de conocer el futuro.
De acuerdo con las Escrituras, encontramos que acudir a las prácticas ocultistas no solamente trae confusión, abre las puertas al mundo demoníaco sino que también desencadena maldiciones.
Desde hace muchos siglos Dios condenó tales prácticas y advirtió que las naciones que incurrían en esas costumbres eran anatema, es decir, maldecidas.
Nuestro amado Señor exhortó al pueblo de Israel con palabras claras y contundentes: "No sea hallado en ti quien haga pasar a su hijo o a su hija por el fuego, ni quien practique adivinación, ni agorero, ni sortílego, ni hechicero, ni encantador, ni adivino, ni mago, ni quien consulte a los muertos." (Deuteronomio 18:10, 11)
Los pueblos sobre los que vino juicio divino, hacían tales cosas y, llegado el momento de la crisis, Satanás –en quien tanto habían confiado—no salió al paso en su ayuda.
Abrir puertas al ocultismo no es algo nuevo
Consultar diversas formas de ocultismo e incluso, a los muertos, no es nada nuevo. El rey Saúl, uno de los más reconocidos en la historia de Israel, prohibió la práctica de la adivinación, pero él mismo cayó en ella.
Ocurrió cuando los filisteos acamparon en Sunem. Venían con el ánimo de conquistar el territorio. Él por su parte, acampó sus tropas en Gilboa, aunque estaba presa de la angustia.
La historia completa a la que haremos alusión la puede encontrar en 1 Samuel 28:3-23.
Pese a que él mismo había echado fuera del territorio a encantadores y adivinos, buscó a una bruja residente en Endor (versículo . La mujer supuestamente veía a los espíritus, por lo que es fácil deducir que su oficio era el de médium. Y uno de tales entes espirituales lo asoció con el profeta Samuel (versículo 12)
Satanás habló a través del espíritu que se hizo pasar por el anciano ministro y trajo mayor desconsuelo y angustia al rey Saúl. Las consecuencias por supuesto fueron fatales.
Sólo Dios conoce el futuro
Nuestra vida está en manos de Dios. Él conoce nuestro presente y nuestro futuro. Es en Él en quien debemos confiar.
El rey David describió la situación de esta manera "En tu mano están mis tiempos; Líbrame de la mano de mis enemigos y de mis perseguidores." (Salmo 31:15)
Es evidente que además de reconocer la supremacía de Dios, sometía a Él su futuro. No tenía temor porque sabía que el Señor es quien gobierna absolutamente todo lo que nos ocurre, y por tanto, puede cambiar las circunstancias que en apariencia lucen adversas.
Recuerde siempre que refiriéndose a Dios, el profeta escribió que "El muda los tiempos y las edades; quita reyes, y pone reyes; da la sabiduría a los sabios, y la ciencia a los entendidos." (Daniel 2:21 Cf. 24:1)
Aún si siente que todos los problemas del mundo están cayendo sobre sus hombros, es hora de clamar en la certeza de que el Todopoderoso cambiará el curso de la historia para que esté a su favor.
¡Es hora de cambiar!
Posiblemente hasta ahora usted estuvo inmerso en prácticas ocultistas. A la luz de la Palabra descubre que trae maldición, es un canal por el cual Satanás toma posesión de las personas y manifiesta un tácito rechazo a Dios.
Sobre esa base usted quiere cambiar. Hay oportunidad. Renuncie ahora mismo a sus costumbres y deposite toda su confianza en Dios. Él le está esperando con los brazos abiertos. Además una sugerencia: reciba a Jesucristo como Señor y Salvador, y permítale que tome control de su existencia.
Hacerlo es fácil. Dígale en oración: "Señor Jesucristo, te recibo como mi Señor y Salvador. Gracias por perdonar mis pecados. Haz de mí la persona que tú quieres que yo sea. Amén"
Si recibió a Jesús en su corazón, tengo tres recomendaciones. La primera, que lea la Biblia diariamente y aprenda allí los principios dinámicos que le ayudarán en el crecimiento personal y espiritual. La segunda, que ore. Orar es hablar con Dios. Y la tercera, que comience a congregarse en una iglesia. ¡Su vida será diferente desde hoy!
Fernando Alexis Jiménez
Y ella sintió curiosidad. Tenía problemas en casa. Sus padres le hacían la vida insoportable. Además, reñía constantemente con su novio. Sospechaba que él tenía a otra chica. Y de las finanzas, ni hablar. Cualquier peso que entraba en su bolsillo, se iba como agua.
Llamó al agorero un día cualquiera. "Lo hice por curiosidad", diría al ser cuestionada por una tía suya.
El adivino oficiaba en una lóbrega habitación que hacía las veces de oficina y en donde, además de velas, estaban representados todos los santos habidos y por haber.
El hombre le leyó supuestamente las líneas de la mano y, para quedar más seguro, le echó las cartas del Tarot. A cambio de darle el diagnóstico le pidió una gruesa suma de dinero. "Despreocúpese que su economía mejorará de la tierra al cielo", le dijo.
La autosugestión llevó a que Rosaura pensara que la situación estaba mejorando. Fruto de ese convencimiento, empeñó una buena cantidad de los electrodomésticos para pagar las deudas que le estaba generando el mentalista.
Tres meses después descubrió que no servía de nada, y por el contrario, estaba inmersa en mayor número de deudas. Además la racha de dificultades iba en aumento...
El ocultismo desata maldición
Resulta sorprendente que cada día sea mayor el número de personas invierta tiempo y dinero para tener a mano el horóscopo, el biorritmo, la lectura de las cartas y el análisis de la supuesta "aura", con el propósito de conocer el futuro.
De acuerdo con las Escrituras, encontramos que acudir a las prácticas ocultistas no solamente trae confusión, abre las puertas al mundo demoníaco sino que también desencadena maldiciones.
Desde hace muchos siglos Dios condenó tales prácticas y advirtió que las naciones que incurrían en esas costumbres eran anatema, es decir, maldecidas.
Nuestro amado Señor exhortó al pueblo de Israel con palabras claras y contundentes: "No sea hallado en ti quien haga pasar a su hijo o a su hija por el fuego, ni quien practique adivinación, ni agorero, ni sortílego, ni hechicero, ni encantador, ni adivino, ni mago, ni quien consulte a los muertos." (Deuteronomio 18:10, 11)
Los pueblos sobre los que vino juicio divino, hacían tales cosas y, llegado el momento de la crisis, Satanás –en quien tanto habían confiado—no salió al paso en su ayuda.
Abrir puertas al ocultismo no es algo nuevo
Consultar diversas formas de ocultismo e incluso, a los muertos, no es nada nuevo. El rey Saúl, uno de los más reconocidos en la historia de Israel, prohibió la práctica de la adivinación, pero él mismo cayó en ella.
Ocurrió cuando los filisteos acamparon en Sunem. Venían con el ánimo de conquistar el territorio. Él por su parte, acampó sus tropas en Gilboa, aunque estaba presa de la angustia.
La historia completa a la que haremos alusión la puede encontrar en 1 Samuel 28:3-23.
Pese a que él mismo había echado fuera del territorio a encantadores y adivinos, buscó a una bruja residente en Endor (versículo . La mujer supuestamente veía a los espíritus, por lo que es fácil deducir que su oficio era el de médium. Y uno de tales entes espirituales lo asoció con el profeta Samuel (versículo 12)
Satanás habló a través del espíritu que se hizo pasar por el anciano ministro y trajo mayor desconsuelo y angustia al rey Saúl. Las consecuencias por supuesto fueron fatales.
Sólo Dios conoce el futuro
Nuestra vida está en manos de Dios. Él conoce nuestro presente y nuestro futuro. Es en Él en quien debemos confiar.
El rey David describió la situación de esta manera "En tu mano están mis tiempos; Líbrame de la mano de mis enemigos y de mis perseguidores." (Salmo 31:15)
Es evidente que además de reconocer la supremacía de Dios, sometía a Él su futuro. No tenía temor porque sabía que el Señor es quien gobierna absolutamente todo lo que nos ocurre, y por tanto, puede cambiar las circunstancias que en apariencia lucen adversas.
Recuerde siempre que refiriéndose a Dios, el profeta escribió que "El muda los tiempos y las edades; quita reyes, y pone reyes; da la sabiduría a los sabios, y la ciencia a los entendidos." (Daniel 2:21 Cf. 24:1)
Aún si siente que todos los problemas del mundo están cayendo sobre sus hombros, es hora de clamar en la certeza de que el Todopoderoso cambiará el curso de la historia para que esté a su favor.
¡Es hora de cambiar!
Posiblemente hasta ahora usted estuvo inmerso en prácticas ocultistas. A la luz de la Palabra descubre que trae maldición, es un canal por el cual Satanás toma posesión de las personas y manifiesta un tácito rechazo a Dios.
Sobre esa base usted quiere cambiar. Hay oportunidad. Renuncie ahora mismo a sus costumbres y deposite toda su confianza en Dios. Él le está esperando con los brazos abiertos. Además una sugerencia: reciba a Jesucristo como Señor y Salvador, y permítale que tome control de su existencia.
Hacerlo es fácil. Dígale en oración: "Señor Jesucristo, te recibo como mi Señor y Salvador. Gracias por perdonar mis pecados. Haz de mí la persona que tú quieres que yo sea. Amén"
Si recibió a Jesús en su corazón, tengo tres recomendaciones. La primera, que lea la Biblia diariamente y aprenda allí los principios dinámicos que le ayudarán en el crecimiento personal y espiritual. La segunda, que ore. Orar es hablar con Dios. Y la tercera, que comience a congregarse en una iglesia. ¡Su vida será diferente desde hoy!
Fernando Alexis Jiménez